La Interdisciplinariedad desde la Arquitectura y viceversa.
Este libro de Christopher Alexander es un referente indiscutible para los estudios de Arquitectura, dado que establece la forma de interpretación de los espacios para que las intenciones de Diseño se cumplan de acuerdo a la sensación esperada de acuerdo a las funciones de cada tipo de espacio. Es decir, que si vas a construir el atrio de una iglesia en determinada región, pienses en ciertas características sobre las dimensiones del atrio, su iluminación, la circulación de las personas y del aire, y todos los elementos a considerar para que tu espacio que vas a diseñar, provoque en los usuarios las sensaciones que el proyecto amerita. En un caso como el del atrio sería tal vez que permita la contemplación, que imponga respeto, admiración o tal vez derroche o tal vez humildad, dependiendo la zona donde lo diseñas y su público.
Y detrás de la interpretación de los más de 250 patrones distintos, que van desde lo macro hasta lo micro, (es decir, desde las regiones y ciudades, hasta los baños o los clósets del trapeador en un kioskito) está una clara voluntad de transmitir mensajes en la Arquitectura, de hacerla partícipe y conductoa de intenciones específicas para que cada lugar genere la reacción específica que el proyecto requiera. Ahí es donde radica la importancia de ese libro, porque los espacios todos forman parte de una unidad mayor. Y a su vez, esa unidad, es parte de una intención mayor. Algunas veces una ideología, un régimen de gobierno, una empresa transnacional o una marca pequeñita que recién empieza.
Cada uno de los 250 y cacho patrones que describe el libro describen un problema que se plantea una y otra vez en el entorno después se explica el núcleo de solución de ese problema pero de una forma determinada que no sea obligatorio la repetición exacta de esa solución, sino que pueda tener adaptaciones o diferentes versiones.
Además de la descripción del problema en cada patrón, y de sus soluciones y el corazón de cada caso, todos los patrones vienen con un párrafo de conclusión que además los liga a otros patrones con los que tienen interacción lógica. Porque ningún patrón es un ente aislado. Cada patrón está sostenido por otros patrones y viceversa.
Ésta visión, de 1980 cuando el libro se editó, corresponde a la visión actual del mundo. Una visión que nos dice que cuando construimos una cosa, no podemos limitarnos a construirla aisladamente, sino que también hemos de intervenir en el mundo que la rodea y dentro de ella para que ese mundo más amplio se haga más coherente en ese lugar, que sea más un todo.
Y también es muy específico en señalar que, al igual que las personas, todos estos patrones expuestos en el libro han sido desarrollados a la interpretación de sus autores de acuerdo a la recurrencia de problemas estudiados durante años, pero no es la intención que todas las personas que lo consulten los adopten como propios sino que, por el contrario, desarrollen sus propios patones de acuerdo a sus experiencias. Sin embargo, consideran que muchos de los 253 patrones expuestos en el libro son tan universales, que podrían estar presentes incluso dentro de 500 años. ¿Será?.
De cualquier forma, a casi 40 años de distancia, la vigencia de los patrones que conforman el lenguaje expuesto, corresponden perfectamente con la actualidad, pues la forma en que vivimos no varió mucho. La evolución tecnológica propició espacios arquitectónicos más inteligentes, pero nuestras necesidades son prácticamente las mismas.
Así como las palabras deben tener una forma gramatical y relaciones semánticas entre ellas para hacer que un lenguaje sea útil, los patrones del diseño deben relacionarse unos con otros en una forma útil para que un lenguaje arquitectónico tenga sentido. Es decir, para que un edificio o el espacio diseñado cumpla adecuadamente con su función en cada rincón, y dentro de un entorno. Porque forma parte de un todo.
Pues bien, así como se expone en las más de 1010 páginas de Lenguaje de Patrones y más de 1150 en su versión en inglés, si para el Diseño Arquitectónico podemos construir patrones, para cualquier otra disciplina de Diseño también, y es por eso que este libo es de gran utilidad, porque puede usarse en ambas direcciones, es decir, ambientar un espacio arquitectónico ya construido con patrones nuevos que contenga o bien, construir un espacio arquitectónico nuevo a partir de las sensaciones que se pretende experimenten los usuarios.
El autor establece que un lenguaje es como una malla, como una retícula bidimensional que conecta a los patrones entre ellos para crear espacios arquitectónicos. Cuando hablamos de Diseño Interdisciplinario, esa malla se vuelve tridimensional o pentadimensional o enedimensional, de acuerdo a las disciplinas de Diseño que estén interviniendo en determinado proyecto. Porque lo que se construye no serán solo espacios arquitectónicos, sino todas las entidades que corresponden, por ejemplo, a una marca.
Y al igual que en la Arquitectura, los patrones de determinado lenguaje no son eternos ni omnipotentes, sino que de acuerdo al proyecto en cuestión, pueden gestarse diversos otros patrones para la comunicación de un determinado mensaje. Convengamos que por comunicación de un mensaje no se refiere a la fecha y ubicación de un evento, sino a las sensaciones que deben transmitirse. Intangibles como felicidad, respeto, temor, sabiduría, sumisión, actividad, contemplación, reposo, comodidad, nostalgia, bienestar, etc. Si todas esas emociones intangibles que tenemos los humanos pueden interpretarse en un lenguaje arquitectónico gracias al estudio y uso de patrones, muchísimo más fácil lo será para las otras disciplinas tales como diseño gráfico, publicidad, diseño web, video, fotografía, redacción, etcétera.
Así que una reedición de Lenguaje de Patrones debería considerarse, pero esta vez no de un solo tomo, sino de múltiples de ellos para involucrar ahora a las otras disciplinas y construir así marcas mucho más poderosas.